“Seca una herida, aviva la carne
Del prepucio enfermo destruye el cáncer.
Purga el enojo de los ojos, la cabeza despejada
La oreja obliterada y la lengua cargada.
De un débil estómago reanima el vigor,
Frena la caída y la languidez del cabello.” *
El Aloe Vera es una planta de la clase Liliopsida, que se encuentra en la mayoría de regiones tropicales, de África, Península Arábiga, islas Canarias de España, con 250 especies diferentes, registradas en todo el mundo. Esta planta, conocida por sus propiedades terapéuticas, fue considerada como un dios en algunas civilizaciones.
“En el antiguo Egipto, el áloe fue la planta cuya “sangre” ofrecía la belleza, la salud y la eternidad. Formaba parte del ritual de embalsamamiento y acompañaba al faraón en su viaje hacia el otro mundo. Para los emperadores de la China mítica, las espinas curativas del áloe personificaban a las uñas sagradas de la Divinidad. En cuanto a los Indios del Nuevo Mundo, al áloe formaba parte de las 16 plantas sagradas adoradas como dioses. En África, los camelleros nómadas lo llamaban el “lirio del desierto”, los americanos “the silent healer” o “Doctor Aloe”, los rusos “elixir de larga vida”, etc.”*
Existen auténticos testimonios sobre las virtudes curativas del Aloe en muchos libros: en la Biblia; Atharvaveda; “Libro egipcio de los remedios”; Historia Natural del Plinio el Viejo; “El Poder curativo del Aloe Vera”, de fray Romano Zago, etc.
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